Este mes de junio, como cada año, conmemoramos el Orgullo LGTBI. Se trata de una celebración reivindicativa que cobra en 2.022 más relevancia aún si cabe. Los datos nos indican que las agresiones, las amenazas y las vejaciones contra personas LGTBI no paran de aumentar. Y no es un fenómeno casual. El ataque a los derechos humanos que la ultraderecha ha llevado hasta las tribunas parlamentarias ha servido como excusa a los profesionales del odio para esparcir su discurso. En nuestra Región, estamos viendo un retroceso sin precedentes en el que un presidente cómplice y aliado de la extremaderecha intenta llevar a cabo políticas como la censura en los libros de texto, el pin parental contra las charlas sobre diversidad afectivosexual o paralización de herramientas como el observatorio contra la LGTBIfobia.