Tragedia en el Mediterráneo

Es terrible asistir cada día al dantesco espectáculo de miles de seres humanos que se ahogan a las puertas de Europa. Mueren en su empeño por huir desesperadamente de guerras, conflictos civiles y hambrunas en las que directa o indirectamente tienen o han tenido responsabilidad nuestros estados. El goteo de víctimas es incesante y la eufemísticamente denominada Comunidad Internacional se muestra incapaz de poner freno a tanto dolor.
Un nuevo grupo de 545 inmigrantes, socorridos en las últimas horas por los guardacostas italianos, llegó ayer a Salerno, en el sur de Italia, mientras las autoridades siguen investigando el naufragio del pasado domingo frente a Libia, en el que murieron más de 800 personas. Se trata de un genocidio a cámara lenta frente a nuestros ojos. Gentes que vienen de perderlo todo en los conflictos civiles de Siria, Mali o la olvidada Eritrea, gentes que cuando se embarcan en las costas de Libia ya lo han pérdido casi todo y han sufrido lo que no seríamos capaces de expresar. Tan sólo les queda perder la vida y sufrir nuestra indiferencia cómplice.
¡Qué impotencia ante tánto dolor y tánta angustia! ¡No permitamos que el estupor ante este drama, unido a las urgencias informativas de la actualidad, nos haga volver la mirada!
El horror, el horror, clamaba el personaje de Joseph Conrad desde el interior de la selva congoleña.
¿Vamos a consentir que el Mediterráneo se convierta en escenario de una nueva edición del Corazón de las Tinieblas?
Desde PODEMOS Región de Murcia queremos solidarizarnos con estos miles de víctimas inocentes y exigimos a nuestras instituciones que se impliquen en la búsqueda de soluciones a este callado holocausto.