OPINIÓN: Un Grito de Realidad

Escribe María Marín Martínez, portavoz de Podemos en la Asamblea Regional.

Un año más, mujeres de todo el mundo hemos salido a las calles a lanzar un grito unánime contra las violencias machistas. Lamentablemente, en pleno 2019 tenemos que denunciar que cada día millones de mujeres son agredidas, violadas, insultadas, acosadas o cualquier tipo de vejación, simplemente por ser mujeres. Es increíble que en pleno siglo XXI tengamos que luchar por algo tan simple como sentirnos seguras. Más increíble aún es que haya quien alimente esas conductas con discursos que niegan la realidad. En el 90% de los casos de violencia en el seno de una pareja, la violencia es ejercida por un hombre contra una mujer. Decir que no existe la violencia de género, pretender derogar leyes que protegen a las mujeres contra la violencia machista, es ser cómplice de esta situación. Y tiene consecuencias. En 2019, 52 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas. En 2018 crecieron un 23% las violaciones y un 17’5% los delitos contra la libertad sexual. En una aplastante mayoría de casos, los autores son hombres y la víctima es una mujer.

En estos días en que nos quieren hacer creer que todas las opiniones valen lo mismo, decir la verdad es revolucionario. Si algo estamos aprendiendo a marchas forzadas en estos tiempos de ‘fake news’ es la capacidad de retorcer la realidad y pasar por encima de cualquier evidencia que tiene la extrema derecha.

La propaganda nazi ya puso en práctica los años treinta eso de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad o, al menos, no se puede distinguir de ella. Los reaccionarios de ahora lo saben bien y reclutan ejércitos de bots y cuentas falsas para amplificar sus mensajes. Los algoritmos que manejan las redes sociales solo nos muestran lo que queremos ver, opiniones de perfiles con los que estamos de acuerdo y que nos reconfortan en nuestros prejuicios, encerrando a millones de personas en una realidad paralela: un mundo de hombres maltratados, pobres empresarios obligados a pagar impuestos (¡qué disparate!) y cazadores acorralados por lobos y ecologistas.

Entre tanto ruido hacía falta un grito, el de Nadia Otmani. El grito del sentido común. Del dolor que no se puede moldear. De la realidad real, que desarma a cualquier ejército de bots. El grito de una mujer valiente frente al desprecio de un hombre cobarde. Y una lección de vida: el respeto no se impone, se gana.

Artículo publicado en el diario La Verdad de Murcia el 28 de noviembre de 2019.