El PSOE y el cambio

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Javier Sánchez Serna, diputado de Unidos Podemos. Imagen de archivo.

Hace un año nuestro país se encaminaba hacia unas elecciones decisivas. Finalizaba una mayoría absoluta del PP especialmente dura, marcada por las políticas antisociales, el aumento de la desigualdad y la revelación de numerosas tramas corruptas. La ciudadanía había pasado de la resignación a la repolitización y los sismógrafos detectaban movimiento.

Recuerdo aquellos primeros días de precampaña. Las ruedas de prensa, las entrevistas, los debates. Siempre nos regresaban a la misma cuestión: ¿con qué partido alcanzaría un acuerdo de Gobierno? A veces llegaba a cansar, pero reconozco la importancia que tenía la pregunta y la respuesta.

El PP fue claro. Ante el previsible varapalo, se mostraba dispuesto a explorar una Gran Coalición con el PSOE que permitiera preservar las políticas de austeridad y devaluación salarial, comprometidas con los centros de mando. La franquicia del señor Rivera también defendía un acuerdo entre las ‘fuerzas constitucionalistas’ que permitiera la enésima restauración del sistema político sin alterar el ‘statu quo’. Y nosotros siempre afirmamos que estábamos dispuestos a llegar a acuerdos, no con las izquierdas, sino con aquellas fuerzas políticas dispuestas a un cambio de rumbo económico y social: esto es, revertir los recortes del PP, enfrentar el dogma del déficit, elevar los salarios y recuperar el tejido industrial.

Los socialistas no tenían respuesta y, antes del 20D, se debatían entre ser ‘fuerza de orden”’, comprometida con las reformas dictadas por Alemania, o ser ‘alternativa de gobierno’, lo que exigía mantener distancia con el PP. Esa contradicción dibujaba una situación de bloqueo que nos llevó a unas segundas elecciones generales.

Pero la crisis del PSOE no solo ha sido la crisis de un partido, sino que apunta a algo más grande. La forma en la que se ha ‘resuelto’ la contradicción del PSOE, señala un claro agotamiento del sistema político español. Los poderes fácticos, como los definía Pedro Sánchez este domingo, han decidido sacrificar a la única ‘fuerza de orden’ que todavía podía incorporar parte de las demandas de regeneración, justicia social y reforma territorial de una parte creciente de la ciudadanía. La Gran Coalición gana tiempo a costa de dejar fuera a una fuerza, Unidos Podemos, que es mayoritaria en las ciudades y los menores de 45 años.

La nueva legislatura viene definida, por tanto, por este repliegue conservador, la continuación de las reformas ‘austeritarias’ y el permanente hostigamiento a Podemos y su Secretario General, Pablo Iglesias. No es una estrategia sofisticada, pero es una estrategia.

Nadie debería llevarse a engaños. Esta legislatura no va a ser la legislatura del diálogo y las reformas, básicamente porque las reformas ya se han decidido fuera del Congreso y porque el Gobierno las va a aplicar a pies juntillas. Toda esta legislatura descansa sobre una fe compartida por PP, C’s y PSOE: la necesidad de aplicar la agenda de Bruselas y Berlín.

Con la decisión del PSOE, la ola de cambio del 15M llega a su fin, demostrándose ciertas sus denuncias sobre el bipartidismo (no nos representan). Sin embargo, el ciclo político-económico sigue extremadamente abierto. Las fuerzas de cambio lo sabemos y trabajamos por levantar un proyecto de país a la altura de nuestro pueblo.

Artículo publicado originalmente el 3/11/2016 en La Verdad