El derecho de vivir en paz

EL DERECHO DE VIVIR EN PAZ

// EL DERECHO DE VIVIR EN PAZ //

En pocas semanas, la Región de Murcia contará con un nuevo Estatuto de Autonomía en el que se recogerá el marco administrativo que regirá la Comunidad Autónoma durante las próximas décadas. La modificación servirá también para introducir cuestiones que no estaban sobre la mesa hace cuarenta años, cuando se redactó el primer texto autonómico de la Región.

En Unidas Podemos queremos utilizar esta ventana de oportunidad que se abre con la reforma estatutaria para impulsar nuevos derechos que garanticen desarrollo económico, participación democrática en la toma de decisiones y defensa de nuestro territorio. Por ello, hemos registrado en el Congreso enmiendas que refuercen estos asuntos y que den respuesta a los anhelos de los ciudadanos y ciudadanas.

Si hay un tema que hoy genera consenso unánime entre la población es la necesidad de recuperar el Mar Menor. La propuesta que Unidas Podemos ha llevado a las instituciones para declarar el Parque Regional cuenta con el apoyo de ecologistas, científicos expertos en la materia e incluso colegios profesionales. El empecinamiento del Gobierno regional para no aprobar esta figura de protección es una muestra de hasta qué punto los intereses de unos pocas multinacionales están por encima de la legítima aspiración de la mayoría de personas de la región, que apuesta por defender una joya natural única en Europa y que es parte irrenunciable de la herencia cultural y sentimental de nuestra tierra. La movilización vista en la recogida de firmas para la ILP que persigue dar personalidad jurídica a la laguna salada, pone de manifiesto que hay una sociedad que no tolera más agresiones contra su patrimonio natural.

Los derechos de la naturaleza lo son también de quienes habitan el territorio. Para comprobar esta afirmación, basta con dar un paseo por cualquier zona en la que se estén instalando macrogranjas de cerdos, por ejemplo. Hace pocos días, tuve la oportunidad de hacerlo personalmente, visitando Fuente Álamo, Alhama y sus cercanías. En aquella zona pueden verse las consecuencias de un modelo de explotación ganadera que algunos quieren llevar ahora a otras zonas. Montones de estiércol directamente sobre la tierra, sin ningún tipo de lona o de almacenamiento adecuado. Balsas rebosantes de orines y de excrementos de animales, directamente sobre la tierra, sin aislamiento alguno. Esas sustancias son tremendamente contaminantes y acaban filtrándose hasta los acuíferos, y finalmente, al Mar Menor.

Planteamos recoger en el Estatuto la defensa real del medioambiente, porque estamos convencidos de que los derechos de la naturaleza son los derechos de los pueblos, de sus gentes y de su tierra. Derecho a vivir sin olores irrespirables, sin contaminación, sin ruido, sin ríos pestilentes y sin piratas que actúan como caciques. Derechos que garantizan también el derecho de los pueblos a existir, a no vaciarse ante la imposibilidad de vivir tranquilamente. No pedimos más que eso, el derecho de vivir en paz.

Artículo publicado en el diario La Verdad.