DESBOCADA PASIÓN POR UNESCO EN LA ASAMBLEA REGIONAL

Luis Gallego, Secretario de Formación y Cultura de Podemos RM.

Luis Gallego, Secretario de Formación y Cultura de Podemos RM.

Esta semana se ha desatado la locura con el asunto de las declaraciones de Patrimonio de la Humanidad entre la mayoría de grupos políticos en la Asamblea Regional. Cada grupo, salvo Podemos, ha hecho su dudosa y diversificada propuesta. También en el Ayuntamiento de Cartagena. Bienvenido sea tal furor patrimonial si por fin nuestros gobiernos se dedican a proteger la chispica que nos queda de huerta o a hacer algo por esos molinos que languidecen en el campo de Cartagena, o por tantas otras cosas. ¡Descuiden que no caerá tal breva! Se dedican a proponer sin gran tino, pisándose unos a otros, en pos de la medallica en los medios. Y a ver quién da con la chorrada más vistosa para figurar en la foto. Ciudadanos, que no parece tener la menor idea, ni relación alguna con Asociaciones y agentes culturales locales, nos sale con instar la declaración del patrimonio romano de Cartagena.

Mejor les hubiera ido informándose, o derivando alguna de esas facturas que colaron indebidamente al erario público en darse un garbeo por la costa turca, libia o siciliana. ¡Anda que no hay conjuntos romanos entereticos y pa jartarse! Quienes saben, les dijeron que eso era inviable, que España es el segundo país en denominaciones de Patrimonio Universal de la Unesco y que solo tienen recorrido proyectos singulares, y a ser posible transnacionales. Y además su propuesta merma las posibilidades de otros proyectos ante la UNESCO que las gentes con fuste y conocimiento llevan años tratando de armar para Cartagena: básicamente en relación con el patrimonio defensivo, el Arsenal o la ciudad ilustrada del XVIII. Directamente, y con un par, les copian los argumentos y proponen una distinta y de este nuevo tenor, esta vez en el Ayuntamiento de Cartagena. El PSOE no se queda atrás y propone una moción por la Cartagena del XVIII; se nota que aún les queda una mínima relación con asociaciones culturales, a la par que una enorme voracidad por hallar un huecico en la foto. El PP, que tiene a sueldo, sobre o subvención a buena parte del estamento cultural de la Región, se apropia del trabajo planteado por estas asociaciones a los grupos parlamentarios y directamente propone la mejor pertechada.

En esta carrera sin fondo por la foto se olvida lo más obvio: el sufrido patrimonio, que tras el monumental destrozo del siglo XX, se han encargado de reducir a su mínima expresión. Esos islotes arqueológicos en la destrozada trama urbana de Cartagena, reconvertidos hoy en centros de interpretación, más turísticos que culturales; y cuyo coste, una vez hecho el gasto público y convenientemente privatizada su gestión por 50 años más, algún día pagaremos. Nunca una declaración institucional ha servido para proteger el patrimonio: que se lo cuenten al Contraste de la Seda o los Baños Árabes, demolidos pocos años después de su declaración como Monumentos Nacionales. Ya tenemos declaradas como Patrimonio de la Humanidad, las pinturas rupestres levantinas; ¿se dan a conocer, se protegen mejor? Claro que no. ¿Y qué decimos de ese pomposo Consejo de Hombres Buenos, patrimonio inmaterial, cuyo presidente apoyado por el PP, se dedicó a derribar molinos, entubar acequias o negociar con el agua? No señores, no. Entrar en esa lista supone, además de la medalla para el político de turno, adquirir un compromiso con el patrimonio que ningún gobierno regional o municipal ha estado dispuesto a asumir. Además cuesta muchas perras en informes, visitas y asesoramientos varios.

Pero ya puestos en esta atolondrada carrera por denominaciones UNESCO, digna del libro Guinnes, hace unos años propuse la ancestral Pedorreta de Perín a la lista de patrimonio inmaterial. Y es que como buen hijo del salvaje oeste cartagenero, me tira mi tierra. Con un poco de imaginación, la firma de un historiador y un veterinario, a buen seguro que logramos rigurosamente vincularla a las flatulencias que el nerviosismo provocaba en los paquidermos más jóvenes del ejercito de Aníbal. Me contaba mi abuelo que tan atrabiliarios estrépitos hacían las delicias del mocerío que acudía a batirse en las más exigentes verbenas populares tras la posguerra.

Imaginen un moderno centro de interpretación, de tres plantas mínimo, con paneles de esos con muchos botoncicos que cuestan un potosí; y cabinas pertrechadas con odoramas de última tecnología, donde disfrutar en la intimidad de matices sonoros y aromáticos. Lo podríamos llamar Rumores y Aromas de Levante. Pura sinestesia para los sentidos, que diría nuestro sin par exconsejero de cultura. El único problema que encuentro es cómo solucionar el asunto de la traza tipo palomino que tan singular combustión a veces deja en los calzones. Será difícil que los expertos de la UNESCO acrediten la absoluta inmaterialidad de nuestra entrañable pedorreta perinera. Y encima, en Podemos Región de Murcia me dicen que me deje de tonterías, que bastante tenemos con responder a tan desatadas pulsiones patrimoniales del resto de grupos: tan oportunistas como poco oportunas.

Artículo publicado originalmente en eldiario.es/murcia el 30 de abril de 2016.