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Artículo de opinión | «Corrupción en Miami»

María Marín

María Marín, portavoz de Podemos

CORRUPCIÓN EN MIAMI

En bermudas y camiseta, rodeado de luces de chiringuito sobre la arena de una playa paradisíaca en uno de los destinos turísticos más selectos del planeta en pleno Miami. Así estaba Pedro Antonio Sánchez, PAS para los amigos, cuando le llegó la noticia de que, 18 años después y tras todas las trabas judiciales y maniobras habidas y por haber que su partido utilizó a su favor, finalmente va a tener que pagar por su responsabilidad en el ‘caso Auditorio’. Tres años de cárcel, la menor de las condenas posibles para alguien que, según dicta el juez, prevaricó y falseó para construir uno de los mayores pufos que pueblan la geografía regional.

Pedro Antonio ya no es PAS para el PP. Ya no son sus amigos. Apenas si lo conocen. Hasta pocas horas después de su condena, nadie en el partido sabía si «ese señor del que usté me habla» continuaba o no afiliado. Quedan atrás los tiempos del #YoConPedroAntonio, de las lágrimas de López Miras, de los abrazos, de las consultas sobre cómo diseñar un gobierno a pocas horas de constituirse la Asamblea Regional. Bueno, no tan lejos. De hecho, eso último fue el comienzo de la presente legislatura, la misma en la que hemos visto compraventa de diputados tránsfugas o entrar a la ultraderecha al Gobierno. Es más, ayer mismo conocimos gracias a la labor de los medios de comunicación que una empresa, Tempori Parce S.L., recibió más de 26.000 euros por parte del INFO a cambio de absolutamente ninguna contraprestación. Que la empresa tuviese a Pedro Antonio Sánchez como socio único es una casualidad que solo puede hacer sospechar a malpensados.

Dicen que López Miras anda preocupado por la posible repercusión electoral de la condena contra aquel cuyo dedo lo designó presidente. A nosotros nos preocupa bastante más la posibilidad de que el Partido Popular siga en las mismas manos de siempre. Es decir, las de Pedro Antonio, sí, pero también las de Ramón Luis. Valcárcel, todopoderoso barón hasta no hace tanto tiempo, también tiene que sentarse en el banquillo de los acusados para responder por la chapuza de más de 600 millones en la desaladora de Escombreras. Es otro caso más, otra ocasión, en la que el PP lleva años dilatando un proceso judicial para ver si se nos olvida quién estaba detrás. Si Valcárcel es finalmente condenado, el otrora mandamás de la derecha murciana será también un señor que pasaba por allí y que no les suena de nada.

Es hora de decir basta. El PP murciano debe ser disuelto y poner una gestora. López Miras, el hijo político de la corrupción de Pedro Antonio, no puede seguir ni un minuto más al frente. Es hora de que la Región de Murcia recupere su dignidad.

 

Artículo publicado en La Verdad de Murcia el día 9 de marzo de 2023