01 Sep 2016 Agua para el campo murciano
Termina el año hidrológico y lo hace con una reunión de urgencia de la Mesa del Agua regional, porque una vez más nos encontramos en la misma situación: una sequía pertinaz y unas enormes dificultades para lograr que los gobiernos de Pedro Antonio Sánchez y de Mariano Rajoy, alcancen un acuerdo que permita salvar decenas de miles de hectáreas de arbolado en el campo murciano.
Desde Podemos lo hemos repetido una y mil veces: el campo murciano no puede esperar, los agricultores no pueden vivir ni bajo la amenaza constante ni bajo la promesa permanente. No podemos permitirnos hablar de agua solo cuando el agua escasea. El regadío legal necesita soluciones estables y planificadas que pongan orden donde ahora hay caos y que fijen justicia y equilibrio donde solo hay arbitrariedad.
El Gobierno del PP, como sucede con el caso del Mar Menor, sigue tirando balones fuera, anunciando políticas para salvar la cara bajo la fórmula «estamos trabajando» pero la realidad es que está dando soluciones que no contentan a nadie o por ineficaces o porque llegan a destiempo. Y, como bien saben los agricultores: “el árbol que nace torcido, no se endereza”.
Los diferentes colectivos agrarios están diciendo de manera clara que tiene que haber otro modo de hacer las cosas, y nosotros estamos con ellos. Hay que aprender de los errores cometidos durante los años de Valcárcel y reconocer que sin planificación, las garantías legales se rebajan y gobierna el arbitrio, la especulación, las burbujas y el descontrol. Por ello, nuestra propuesta en materia de agua es muy diferente a la del Partido Popular: además de dotar de estabilidad y viabilidad al trasvase Tajo-Segura, debemos esforzarnos por producir nuestra propia agua con la ayuda de la energía fotovoltaica, para abaratar los costes, y combinarla con aportaciones controladas de las aguas subterráneas de la región. Esta un apuesta rotunda por la continuidad de las decenas de miles de puestos de trabajo directos e indirectos que viven del campo pero también por las mismas que viven del turismo, por ejemplo en el Mar Menor, y haciendo de la economía agraria una economía social, con productos de calidad que arraiguen a las poblaciones en los territorios y que permita cuidar nuestro paisaje y garantice la sostenibilidad del medio ambiente.
Estos problemas no se solucionan a base de fotos y reuniones, es hora de que el gobierno se ponga a trabajar y al tiempo que se ofrece una solución inmediata para la situación de emergencia que desbloquee los ocho hectómetros cúbicos comprados a la desaladora de Escombreras por los regantes del campo de Cartagena, se apueste definitivamente por una propuesta de acuerdo estable para que los agricultores y las cooperativas puedan planificar su producción. No podemos permitir que el atasco burocrático y la inacción de los gobiernos nacional y regional tenga secuestrados los recursos que necesitan para salir de esta dramática situación que tendrá efectos en el empleo y en las inversiones agrícolas.
La pelota está ahora en el tejado del gobierno, que algún día tendrá que explicar las razones reales por las que hemos llegado hasta aquí. De dar solución a los problemas del regadío depende gran parte de la credibilidad del Gobierno regional de Pedro Antonio Sánchez. Esperemos que, por una vez, el Partido Popular sepa gestionar un asunto que nos afecta a todos sin electoralismo, sin demagogias y sin eslóganes.